Las personas con preferencias sexuales distintas han llegado a ser blanco de muchas críticas, siendo un tema con mucha polémica actualmente y más en nuestro país, donde la tolerancia es poca al contrastarla con todo lo que sucede a diario.
Parece que las personas gay o “jotos” como les llaman de una manera bastante vulgar, no tienen derecho a ejercer una vida común y corriente, como la de todos los demás, y esto con lleva a sufrir discriminación por parte de todo tipo de personas, instituciones, empresas y religiones, pretendiendo engañarse a sí mismos y a los demás con la idea de que son consecuencia de poca fe o maldad humana, intentando hacer desaparecer o retractar a estas personas como si fueran una plaga o epidemia más.Desde épocas antiguas la diversidad sexual ha existido, algunas culturas lo tomaban de una manera un tanto aceptable e incluso se adaptó a la forma de vida que llevaban.
Sale sobrando el argumento de que las personas homosexuales y de cualquier orientación sexual, respiran, caminan, se mueven e intentan como todos en este país: sobrevivir. En tiempos donde la tecnología y la demografía crecen, la convivencia familiar y los valores verdaderos recaen. Es triste saber que ya nadie hace algo por alguien más, si no se recibe un beneficio propio.El razonamiento no hace distinción entre géneros y colores, es estúpido que para poder trabajar, adoptar un niño o ser una buena persona con intachable reputación se necesite ser heterosexual. El rechazo que sufren estas personas en la propia familia, escuelas y en áreas laborales es triste. Vivimos en un país donde todavía nos dejamos llevar por lo que nos ponen en la pantalla, por lo que nos dicen terceras personas o autoridades políticas.
Creo que no mentiré al decir que la mayoría tenemos metas, queremos y merecemos llevar una vida buena y luchar por ella, salir adelante y realizar lo que nos gusta hacer, sin importar lo que digan las demás personas. Vivir y dejar vivir, tomar criterios buenos y razonables, evitar dejarnos llevar por lo que se habla, se inventa y se reinventa por ahí. Y no sólo al pensar dos veces en negarle la amistad, el trabajo o el simple saludo a una persona con otra preferencia sexual distinta, si no realizarlo de una manera general.
Quizás el aprender a ser tolerante no cambiará el mundo, no nos garantizara estar a salvo de alguna guerra o problema ambiental, pero si hará una convivencia más agradable.
"La igualdad tal vez sea un derecho, pero no hay poder humano que alcance jamás a convertirla en hecho." Honoré de Balzac
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